martes, 11 de mayo de 2010

EL SOMBRERO MÁGICO


Habia una vez un hombre solitario y triste, que íba vendiendo sombreros por las calles.
Recorría los pueblos en un carromato tirado por una vieja mula, por compañero llevaba a su amigo inseparable, Caco, su perro, una mezcla entre mastín y pastor alemán.
Su vida era muy triste, pues apenas le compraban sombreros, a pesar de ser hechos con sus propias manos.
Había dias que después de andar bastantes kilometros, y llegar cansados a un pueblo...apenas si vendían un sombrero en todo el dia, con lo cuál no sacaban ni para comer.
Pasaban un hambre atróz, el perro más que un perro grande y fuerte parecía un galgo, delgado, escuálido, marcándosele las costillas.

Dormían en el propio carromato por no disponer de medios para pasar la noche en un hostal, nisiquiera en una mugrienta pensión.

Un dia, Manuel que era como se llamaba nuestro protagonista, despertó con fiebre...débil...y sin fuerzas para siquiera ponerse en pie.
Caco, presentía lo que estaba pasándole a su amo. Él al menos rebuscaba en la basura y por el suelo siempre encontraba algo, pero su amo buscaba y buscaba y poco encontraba, el hambre estaba haciendo mella en él.

Intentó hacer espacio en el carromato, para poder estar mas cómodo, y al mover todos los sombreros para ponerlos en una esquina, decidió coger uno de fieltro, para que le calentara un poco la cabeza, pues el frio que tenía le estaba dejando helado.
Al colocarse en la cabeza el sombrero, sintió algo extraño. Se lo quitó, lo miró y se lo volvió a colocar, era increíble, pero era cierto.

Cuando llevaba unos minutos con él puesto, empezó a sentír una mejoría bastante notable, y no solo eso, tan bien se sentía, y animado, que sacó los sombreros para ponerse a vender, algo le decía que ese día tendría suerte. Se sentía con fuerzas, así de repente.

Apenas llevaba cinco minutos en la plaza del pueblo, cuando se aproximaron dos caballeros, dispuestos a comprarle dos sombreros.
Al poco rato empezó a acercarse mas gente interesados por sus bellos sombreros hechos artesanalmente, Manuel no daba crédito a lo que veía.
Caco movía el rabo, presentía que ese dia comería como Dios manda.

De todos los sombreos que sacó no quedó ninguno.
Con lo que recaudaron, se fueron a la mejor casa de comidas del pueblo, y allí en la terraza se comió junto a su gran amigo una buena pierna de cordero con sus respectivas patatas...ensalada... y entre plato y plato pedía alguna cosilla mas.
No podia creerlo, como podía ser que en tan poco tiempo lo que le había costado otras veces vender en meses lo hubiera vendido en menos de una hora?

Se quitó el sombrero, y lo dejó sobre la mesa.
En ese momento empezó a sentír un dolor en el pecho, molestándole al respirar, cogió el sombrero para ponerse en pie e irse, y cedió por completo.
Fue cuando se dió cuenta realmente que el sombrero era mágico.
Sin querer perderlo de vista, buscaron una habitación en una pensión y allí, se puso a observar el sombrero, para ver que tenía de especial, ya que lo había creado como todos.

Miró dentro y vio algo que antes no había visto, en una esquina del forro, había escrito algo.
"Este pedazo de tela perteneció a la túnica de Merlín, y aquél que sea su portador verá cumplidos sus deseos."
Manuel quedó paralizado ante aquellas palabras, pero quiso comprobar si era cierto, y deseó profundamente, tener un hogar, una familia que le quisiera.

A la mañana siguiente, se levantó, se aseó y afeitó, y después de un buen desayuno para coger fuerzas para afrontar el día, salió en busca del carromato que había dejado la noche anterior a las puertas de la pensión.
Su sorpresa fue mayúscula cuando en vez del carromato, en su lugar le esperaba un hermoso coche familiar, y dentro una bella mujer, y dos crios que le llamaban.
_ ¡Papá venga que llegamos tarde a casa de los abuelos!.
Manuel no podía creerlo, tenia una familia...lo que siempre deseó en la vida.
Subió al coche, junto a su amigo Caco, que fue recibido por los niños como si siempre hubiera estado con ellos.

Manuel no podía creer lo que estaba viviendo, ya nunca más estaría sólo, y no solo eso, sino que tenía una preciosa familia.
El sombrerero jamás se separó del sombrero mágico, y su vida fue muy dichosa junto a su familia, su amigo Caco, y el secreto que ambos compartían.

lunes, 17 de agosto de 2009

OLIVIA Y LA DAMA BLANCA


Cuenta la leyenda que hace muchos años, en el centro de la península ibérica, existió una bella doncella llamada Olivia, que soñaba encontrar algun dia a su principe azul.
Vivía en un palacio de cristal regentado por la reina Claudia y su amado rey, David.

Su señora...la reina madre, la trataba como si de su propia hija se tratara, pues no pudo hacer su sueño realidad, el de haber traido al mundo una hembra.
Tenía dos hijos Alejandro y Marcos.
Alejandro estudiaba fuera del reino, y apenas si veía a sus padres, se decía de él que era un buen muchacho, educado...buen estudiante...y muy cariñoso con todo el mundo, y sobre todo siempre atento a las personas mas necesitadas.
Él era el pequeño, por lo tanto no heredaría la corona.
Sin embargo el futuro rey, el príncipe Marcos, era todo lo contrario, egoísta...envidioso...maleducado...y cuando la gente le pedía ayuda, siempre les daba de lado...é incluso en mas de una ocasión su látigo dejó marcas en la piel de mas de uno.

El pueblo temía que llegara la muerte del rey, pues no querían que le sucediera su hijo Marcos.
Todos hablaban de Alejandro como el perfecto futuro rey, pero no podía ser.


Cada noche después de cenar, y después de haber ayudado a prepararse para dormir en sus aposentos a su señora, la reina....Olivia se íba a pasear por el hermoso lago que rodeaba la campiña.
Cada noche antes de ir a dormír Olivia daba un paseo hasta el gran lago, de aguas cristalinas y aromas que dejaban frescas fragancias a las flores silvestres que habitaban a su alrededor.

Olivia era una enamorada de la luna, le fascinaba observar a esa bella dama blanca en su plenitud, y mas de una vez mirando a su bella luz, pidió un deseo.
Su compañera incondicional...nuestra luna, velaba por ella.
Desde que quedó huérfana...la dama blanca siempre sintió un cariño muy especial por esa dulce niña.
Su alegría fué inmensa cuando la reina quiso hacerse cargo de ella, dandole una familia...que la aceptó como una mas.
Olivia adoraba a la reina...como si fuera su autentica madre.
Tanto era así, que deseaba algun dia ser como ella, aun sabiendo que eso jamás podría ser, pues ella no llevaba sangre azul en sus venas.

Una noche sentada en el borde del lago, se puso a cantar...con una voz tan dulce que los conejillos...ardillas...y demás bichejos se acercaron a ella para escucharla y allí se quedaron sumidos en su melodía, mientras la dama blanca, la observaba con gran cariño, con devoción.
De repente, se escucharon las espuelas de unos caballos acercandose, Olivia no se dió cuenta, pues seguía en su cántico, pero los bichejos huyeron llenos de pánico.
La luna al ver que su dulce niña se encontraba en peligro...sacó su lado oscuro, maligno...
y en un momento la dama negra hizo acto de presencia.
El bosque quedó en una oscuridad total, Olivia pegó un grito y la luna la acunó y entre susurros la tranquilizó dando tiempo para que aquellos guerreros que habían invadido su espacio siguieran su camino sin hacerse eco de su presencia.

La luna volvió a sacar su bella cara plateada para iluminar su querido y amado bosque, el que siempre estaba lleno de belleza, y nunca de maldad.

Olivia se sintió tan agradecida a su luna que prometió que siempre la llevaría en su corazón, allí donde estuviera.
Esta le preguntó cual era su mayor deseo, y Olivia aunque ruborizada, se lo contó.

_ Mi querida dama blanca, mi mayor deseo sería encontrar un príncipe azul que me convierta en princesa y vivir en un palacio tan bonito como en el que vivo, pero ser yo la princesa.
_Querida niña, sabes que eso es muy dificil de conseguir.
En este reino solo existe un príncipe que vaya a heredar la corona, y no creo que tu quisieras ser su princesa.
_ No no yo no quiero eso, Marcos es una persona ingrata, malvada, sin corazón, y yo si alguna vez llegara a ser princesa...ayudaría a los pobres, y a todos los que me pidieran ayuda.
_ Entonces como crees que puedo ayudarte, mi querida niña?

Olivia se quedó triste dandose cuenta de que ese sueño jamás podría hacerse realidad.
La luna la miró y vió sus ojitos tristes...llorosos...y pensó...y pensó, pero no tuvo respuesta, se dió cuenta de que por una vez no era tan poderosa como todos creían.
Tan solo le dijo algo.

_Olivia, no creo que yo pueda ayudarte en eso, pero estoy segura de que lo vas a conseguir, y no me preguntes como, pero algo me dice que así será.
_ Como lo sabes?..
_ Es algo que intuyo, y se que tu serás una bella princesa, junto a un príncipe lleno de amor hacia ti...bondadoso y algun dia el mejor rey que haya tenido su reino jamás.

Olivia se quedó admirada viendo a su luna como le decía aquello tan segura de si misma.
Esa noche Olivia, de regreso a palacio, vió algo que no la gustó.
Entre los arbustos pudo ver a los guerreros que habían pasado por el lago...conspirando contra alguien, pero no pudo escuchar lo que decían, pero se podía deducir que buscaban a alguien, y no para nada bueno.

Esa noche Olivia, soñó con su príncipe, al que todavía no conocía, pero que para ella era el mas bello, el mas hermoso de los mortales.
A la mañana siguiente se despertó feliz, se sentía plena, llena de ilusión.
Se acercó a los aposentos de su querida reina...y no la encontró, algo raro pasaba, porque ella siempre la esperaba para que la ayudase con sus ropas...y peinados.

Se acercó a la cocina al no ver a nadie por allí. Allí todo era un desastre, la gente estaba exsaltada, no podían creer lo que había pasado. Olivia nerviosa sin saber que ocurría pidió que la contaran que pasaba.
Los guerreros de la noche anterior habían entrado en palacio, hiriendo a dos guardias, y acto seguido entraron a los aposentos del príncipe Marcos. Lo habían secuestrado.
Olivia no cabía en sí de asombro, le habían secuestrado?...y que querían?...quienes eran?...

Nada se sabía, pero lo que estaba claro que quien fuera no le quería en el reino...y menos como futuro rey.
Habían pasado varios dias y aun no había noticias, nada sabían.
Alejandro el hermano pequeño acudió a palacio para hacer compañía a sus padres en tan duros momentos.
Olivia apenas había cruzado alguna palabra en otras visitas, pues era bastante tímido, como ella.
En este viaje si hablaron mas, debido a que se vieron durante mucho tiempo, que tuvo que estar en palacio por estos motivos.

Pasaron 10 dias y seguían sin tener noticias, la reina cada dia estaba mas desanimada, pensando que no le encontrarían vivo, pues de sobra sabía que nadie le tenía buena estima a su hijo por la maldad que le caracterizaba.
El rey sumido en una tristeza, solo sabía decir que la desgracia había llegado a la familia por su culpa, por no haberle sabido educar para ser un hombre noble y bueno, pero la culpa no había sido suya, pues la prueba estaba en que su hijo menor era todo lo contrario y los había educado a los dos igual.

Alejandro tuvo que marchar de nuevo, pues no podía dejar los estudios por mas tiempo, era el ultimo año, y debía de aprovecharlo bien para volver cuanto antes con su familia a palacio.
Éntre él y Olivia había nacido una bonita amistad, había cierta complicidad entre ellos, pero ella seguía soñando con su príncipe azul...ese que estaba por aparecer en su vida segun la dama blanca.

A los tres dias llegó un correo, bastante agitado y asustado por el mensaje que llevaba a la corte.
Habían encontrado el cuerpo del principe Marcos destrozado por unos lobos, en el monte.
La noticia cayó como un mazazo. La reina estubo dias sins alir de sus aposentos, inmersa en una fuerte tristeza que no la dejaba vivir.
El rey mandó llamar a su hijo menor urgentemente, el cual a los dos dias estaba en palacio...haciendo compañía a sus padres.

Todo el palacio se habia sumergido en una inmensa tristeza, aunque la servidumbre tuviera que aparentar tal tristeza...unicamente por respeto a los reyes, porque con ellos el principe Marcos fué cruel, nunca le quisieron, lo mismo que el resto del reino.

Olivia acompañó a Alejandro durante dias, pues estaba muy triste por el fallecimiento de su hermano mayor.
Su padre...el rey, empezó a sentirse mal de salud, debido a la pena tan grande que le embargaba, por lo que mandó llamar a su hijo y haciendo uso de su poder y en presencia de toda la comitiva...le nombró principe.
El Principe Alejandro se sintió agradecido a su padre, pero él nunca pensó ser el que heredara la corona.
Olivia estubo presente en todo momento junto a él, Alejandro sentía un cariño especial por ella, pero nunca había sido capaz de decirle nada por su timidez.

Alejandro acabó sus estudios y definitivamente se fué a vivir a palacio.
Hacia dos meses que no se veían Olivia y él, y cuando llegó Alejandro la abrazó, de una manera especial, Olivia sintió estremecerse ante aquel abrazo, pero ninguno dijo nada.

Una noche Alejandro habló con el rey, diciendole lo que sentía por Olivia, a lo que este no se extrañó pues sabía que tarde o temprano ocurriría, tan solo necesitaban tiempo. Era tal la amistad, complicidad...y ahora amor que sentía por ella que su padre ya lo había notado antes incluso de que él mismo lo supiera.

Una noche después de cenar, se fueron Alejandro y Olivia a pasear junto al lago. Desde aquella noche en que la dama blanca le dijera aquello no había vuelto, por el asesinato del principe Marcos, no vieron oportuno que saliera sola a esas horas de la noche. Pero esta noche iba acompañada, y tenía unas ganas inmensas de volver a ver a su bella dama blanca.

Llegaron al lago y ella miró hacia arriba, tuvo una sensación extraña, pareciera que la bella luna...su luna la sonriera, pero no podía ser.
Se sentaron a la orilla del lago, y allí Alejandro la cogió de la mano, y mirandola a los ojos, esos ojos negros...llenos de luz, de la luz que le transmitía en esos momentos su querida luna...le dijo que la amaba, que su mayor deseo era hacerla su esposa, si ella lo deseaba.

Olivia, sintió unas inmensas ganas de mirara a la luna, algo la llamaba su atención, y en ese momento...pudo darse cuenta de que la estaba guiñando un ojo y si, si la estaba sonriendo.
Entonces comprendió todo.
Comprendió que ella hizo posible que su reino se deshiciera de aquél ruin y malvado principe...y que nombraran a su querido Alejandro, bueno...fiel a sus principios...y que ella ahora mismo se encontrara escuchando de sus labios que la amaba.

Sin dudarlo mas, le dijo que si, que ella le había amado casi desde el mismo instante en que se conocieron, como si estuvieran predestinados a compartir una vida juntos....pero ella seguía tan inmersa en su sueño que nunca pensó que lo tenía delante de sus narices.

Regresaron a palacio, no sin antes despedirse de su luna con un beso volado y un guiño de ojos.

Allí dieron a sus padres la noticia, y la reina madre que aun no sabía nada se sintió la madre mas dichosa del mundo al ver como los dos seres a los que mas quería se unirían de por vida, y servirían al reino.

A los pocos dias se dió la noticia al pueblo...y todos gritaron de alegría, tuvieron un dia de fiesta, todo era felicidad, por fin la ley había hecho su aparición, ahora si que podrían tener un rey como dios manda.

Al mes se celebró la boda, todo el pueblo, se volcó con los novios, llevaron humildes regalos, cerdos...frutos...verduras...gallinas...todo se les hacía poco para tan bellos novios.

Olivia estaba radiante, con un vestido blanco con diamantes incrustados en el talle, y una corona con todo tipo de piedras preciosas...que su madre la reina, le regaló como bienvenida como hija real que era de ahora en adelante.

Su vida en palacio fué intachable, todo el mundo quería a la princesa Olivia, siempre dispuesta a ayudar a quien lo necesitara, incluso a llevarlo a palacio si era necesario para darle un plato de comida.
Alejandro fué muy feliz junto a esa mujer que conoció como si fuera su hermana...y que acabó siendo su esposa, su amante esposa.

Fueron muy felices, y cada noche paseaban siempre que podian cerca del lago, y la dama blanca desplegaba sus mejores rayos plateados para que esa pareja de enamorados tuvieran luz para amarse.

La dama blanca desde entonces volvió a creer en su poder que creyó perdido, porque el sueño de Olivia se cumplió aun siendo imposible.


Olivia!!!...Olivia!!!...Olivia mira hacia arriba la llama su dama blanca?...

_ Olivia que te pasa?, ...no estas atendiendo en clase, le dice Irene su profesora.
Alejandro explicale lo que acabo de deciros.
Esta chica siempre en las nubes soñando.
_Perdón seño esque me he despistado un poco.

Alejandro la mira y le guiña un ojo.

Olivia se pregunta: acaso él estaba también en mi sueño fuera de clase?


PD: Nuca debemos pensar que todo sueño es imposible, luchemos por ello, seguramente lo conseguiremos.


"Dedicado a mi sobrina Olivia, a quien le encantan las princesas, y ella para mi lo es.
Espero que te guste cariño".

viernes, 31 de julio de 2009

LA PRINCESA YAIZA


Erase una vez una red, donde convivían felices un sin fin de personajes. Todos ellos intercambiaban palabras amables y guiños que hacían de su existencia algo agradable. Allí se encontraban Amiusi, Rosablanca, Sahian, etc. pero de entre todos destacaba una bella muchacha llamada Yaiza.

Yaiza vivía feliz jugando con sus amigos, atendiendo a todo aquel que precisara su ayuda y dando todo el amor que pudiese acoger su gran corazón, sabedora de que todo lo entregado le seria devuelto multiplicado por 70 veces 7.

Y así pasaba la vida de Yaiza, aunque últimamente se repetía un sueño en su cabeza, un sueño que embebía su corazón de calma, de dicha y esperanza. Yaiza soñaba con la llegada de un Príncipe, un Príncipe Azul que llenara su vida de sentido, alguien que diera respuesta a todas las preguntas a las que Yaiza no podía encontrar solución.

Un día tan hermoso como cualquier otro en la red Yaiza recibió un regalo, un regalo cuya procedencia desconocía, aunque no por ello menos esperado.
Yaiza descubrió ante sí, una caja hecha de maderas nobles pero de apariencia rústica. Ningún símbolo o indicio hacían imaginar a Yaiza lo que dentro de ella podría hallar. Se tomó un largo tiempo antes de abrir la caja, no quería acabar en solo un segundo con aquella ilusión, se sentía emocionada soñando con tierras lejanas, embriagada sintiéndose junto a aquel Príncipe que la agasajaba y que aún sin conocerla ya era capaz de hacer vibrar a su corazón y descubrir sueños en su alma.

Yaiza tras experimentar sentimientos hasta entonces desconocidos decidió abrir aquel presente. Con cuidado, con mucho cuidado sus tiernas manos abrieron la caja y apareció ante sus ojos una Corona.
Yaiza no había visto ninguna corona, al menos en sus manos, pero de lo que estaba segura era de que aquella maravilla era más hermosa de lo que jamás hubiera imaginado.
Los diamantes, esmeraldas, topacios y rubíes centelleaban iluminando los ojos de Yaiza con un brillo solo propio de los enamorados.
Yaiza sabia ahora que aquella Corona era la que tantas veces vio en sus sueños, pero aún no alcanzaba a comprender como llegó hasta ella. Decidida, dejó la caja sobre sus rodillas y tomó la Corona con sus dedos aún temblando por la emoción. Al tocarla la sorprendió la temperatura del metal, estaba caliente como si hubiera estado todo el tiempo sobre la cabeza de…,-De quién?, se preguntaba Yaiza.

Yaizah tenia los cinco sentidos en aquel regalo, la miraba sin poder ni tan siquiera pestañear, percibía aquel tacto casi humano de aquella joya creada con las mejores piedras preciosas jamás encontradas, podía incluso sentir un embriagador aroma que acompañaba a su regalo y escuchaba como el viento jugaba con la Corona mientras parecía o al menos así creía ella, que quisiera decirle el nombre del Príncipe que estaba cambiando su vida.

Yaiza no podía creerse lo que estaba pasando pero le gustaba, sonreía, reía, callaba y volvía a sonreír, se sentía la muchacha más dichosa de la red.
Una vez hubo tenido tiempo de disfrutar aquel momento y haciendo acopio de valor... decidió colocar aquella maravillosa joya sobre su cabeza.
Tomó con ambas manos la corona y la colocó sobre su cabeza, entre torpe y tímida, como con miedo de poder dañarla, pues ella sabía que no sufriría ningún daño.
Una vez colocada Yaiza sintió que se nublaba su vista, los colores que hasta entonces siempre había visto tan claros y hermosos se difuminaban y todo se tornaba negro.
Yaiza no sintió miedo en ningún momento, era más bien una sensación reconfortante.
Fue entonces cuando comenzó a sentir una mano recorriendo su cintura, mientras otra retiraba mechones de su cara y mesaba sus cabellos.
Aquellos brazos la estrecharon en un abrazo, un abrazo que repentinamente llenó de sentido su vida y supo de la respuesta a todas sus preguntas.
En solo un segundo, un segundo largo como toda una vida plena de dicha, Yaiza sintió unos labios uniéndose a los suyos y surgió el más intenso beso que jamás compartieron hombre y mujer. Yaiza cerró sus ojos y se entregó a aquel hombre que la tomaba con una pasión desconocida. El beso duró…, por largo que hubiera sido siempre habría sido corto, fue maravilloso.
Al abrir los ojos Yaiza descubrió ante si a su Príncipe Azul, quizás no fuera el hombre más hermoso, pero ante sus ojos parecía adorable.
Ambos sonreían, sin atreverse a romper aquel silencio que llenaba la red de vida, de vivos colores, colores que Yaiza nunca había visto antes.
El Príncipe tomó la mano de Yaiza y desaparecieron de la red para vivir por siempre jamás felices.

Y colorin colorado….este sueño ha comenzado.


Moraleja: Confía siempre en tus sueños. Se hagan realidad o no, tu felicidad depende de ellos.



Autor: Bossanova.

lunes, 29 de junio de 2009

EL BAILE DE LAS HADAS


LA SEÑORITA BLANCA

Cuenta la leyenda que en 1849 en la antigua Escocia, vivia una familia rica, la cual tenia a su servicio sirvientes.
Uno de sus criados, llamado Salomon fue un dia a llevar los caballos a pastar al prado, y vió al alba, unas pequeñas señoritas blancas, bailando.

Había salmiares de heno en la pradera y las lindas sílfides bailaban alrededor tan ligeras, tan graciosas, que era fantástico poder verlas.
Salomon se quedó embelesado mirando sus movimientos tan graciles.
Volvió a su casa totalmente hechizado por la belleza de esas haditas, y allí describió lo mejor que pudo aquello que habia visto.
La gracia y la naturaleza de aquellas pequeñas criaturas. Tan bellas eran,que se enamoró de ellas en el acto, de buena gana hubiera pedido a una en matrimonio, por su rango su elegancia, por los diamantes de colores que brillaban en la frente, los brazos...

Regresó al bosque, al dia siguiente y allí las encontró, saltando...riendo.
Se acercó y al contrario de lo que supuso de que huirían, no fué así, pues una quedó quieta observando Salomon.
Existe un tabú en la relación entre las hadas y los humanos, y es que no siempre se puede llamar a las cosas por su nombre, por ejemplo la palabra muerte en su diccionario no existe tal palabra.
Tampoco se puede pegar o tocar con un objeto de hierro.
No se puede hablar de su existencia a una tercera persona...

Bailó para él, que en su mente no existia nada igual, entró en un estado de seminconsciencia, y le pidió casarse con él.
Ella aceptó con una condicción:
Jamás nombraría la palbra muerte mientras estuvieran juntos, pues eso haría que el hada despareciera para siempre, no solo de su vida, sino del pais de las hadas, dejaría de existir.
El hombre aceptó, porque en esos momentos lo unico que le importaba era vivir...disfrutar...amar a quella hada.

Salomon consiguió mantener su promesa durante muchos años, pero un dia, cuando ya habian pasado 20 años junto a su bella hada siendo muy felices...él se sintió mal.
Llamó a su esposa y le dijo que la muerte iba a buscarle que le habia llegado su hora.

Apenas terminó de decir esta frase, cuando el hada lanzó un grito, y desapareció para siempre jamás.
Salomon murió poco después por la tristeza de ver como por su mala cabeza, hizo
desaparecer al amor de su vida.

En aquellos bosques cada viernes, (domingo para las hadas)..se reunen todas las damitas blancas, para bailar, y homenajear a su hermana, que quiso vivir una vida de humanos cuando eso está prohibido en su especie, y así lo pagó.

viernes, 19 de junio de 2009

IRIAZKER Y SU AMOR ÉLFICO



Cuenta la leyenda, que hubo un hada que vivió en un bosque lleno de flores silvestres, y toda clase de plantas, su vida trascurría felíz, volando de flor en flor, bañandose bajo la luz de la luna llena, en el gran lago.
Un lago de aguas cristalinas, que se decía haría rejuvenecer al mas anciano de la comarca.

Su nombre era Iriazker, sus cabellos rubios le cubrían su bella espalda, y sus senos que llevaba siempre desnudos al son de la brisa del bosque.
Su belleza era descomunal, no había otra hada mas bella que ella en todo el reino.

Una noche estaba bañandose en el lago, su cuerpo desnudo se reflejaba en el agua con el resplandor que desprendía la luna. Su bello cuerpo, con movimientos delicados, nadaba en las aguas mientras estas la acariciaban en un viaje a la libertad.

De pronto la noche se iluminó, de un resplandor aun mas fuerte que el de la propia luna, y de esa luz apareció un bello elfo, que la dejó deslumbrada.
Era tan bello que Iriazker se sintió morir de amor.
Ganconer (el que habla de amor), quiso acercarse para observarla de cerca, y sus miradas quedaron inmersas en un estado de felicidad cuando Iriazker sintió una atracción indescriptible, su bello cuerpo salió del agua, dejando a su rastro estelas en el suelo.
Algo la atraía hacia él... que la hacía no separarse, era como un imán

Este apuesto elfo de ojos negros y bellas palabras, enamoró a la bella Iriazker, quien se sentía totalmente poseída por su presencia.

Ella corrió a sus brazos, y de pronto se sintió débil, Ganconer la colmó de caricias, esa noche fué la noche mas bella de la vida de Iriazker, ya había encontrado el amor de su vida, aquel que le colmaba de caricias y de dicha.

Pero a los pocos dias nuestra bella hada se sentía languidecer, algo la estaba matando dulcemente.
Una noche en la que Iriazker cantaba junto al lago, apareció su amado, ella se sentía débil cuando él aparecía, se sentía poseída por una fuerza que le absorvía la energía.

Aquella noche él la tomó...la hizo suya, junto al lago, la luna brilló en todo su esplendor, cobijando a dos amantes, bajo sus plateados reflejos.
Pero de repente, los cabellos de la dulce Iriazker del color oro...se empezaron a convertir en el mismo color de la bella luna, y su cuerpo empezó a tomar un color grisáceo, apagado...sin vida, se estaba arrugando, nunca mas sería bella como antes.

Su amado le había absorvido toda la juventud y la belleza, y en un intento de separarse de él, Iriazker pudo ver como los ojos de él se llenaron de sangre, la que estaba bebiendo de ella, a la que dejó seca.

Ella no sabía que este apuesto elfo de ojos negros, y bellas palabras, utilizaba a sus amadas para absorver su alegría, y su juventud...se alimentaba del amor que ellas les entregaba.


El ultimo suspiró que enhaló Iriazker, fué dirigido a su amado para decirle:, "no me importa morir, porque viviré en ti mi amor".

En ese momento el bosque quedó a oscuras, una luz salió del pecho de Iriazker, y se posó en el cielo, y Ganconer desapareció del lugar.
Nunca mas la luna supo de él....y junto a ella esa pequeña estrella le acompaña cada noche en su recorrido por los maravillosos bosques por los que ella volaba y era feliz.
Cada noche esa estrella se posa encima del lago y en su reflejo se ve ella cual belleza su amante arrebató.

Se dice por otros lugares que un elfo llamado Ganconer se alimenta de bellas damas, hasta que las deja morir, y de nuevo vuelve a buscar una nueva presa para saciar su sed de orgullo.


Yaiza

domingo, 12 de abril de 2009

EL SECRETO DE MUÑECA


Erase una vez, hace muchos años, vivía en una aldea, una niña muy bella y hermosa, a la que todos llamaban Muñeca.
Esta niña era huerfana, pero vivía con otros dos niños, Rebeca y Jonás, cuyos padres eran muy pobres, pero buenos, le daban todo el cariño que ella necesitaba,
La madre de estos niños estaba muy enferma.
Su padre, leñador se pasaba todo el dia trabajando en el bosque sin parar, para poder vender gran cantidad de madera en la ciudad, y poder pagar así un buen médico para su esposa. Pero eso nunca llegaba, era algo inalcanzable, pues necesitaba muchas monedas de oro para conseguirlo.

Una tarde Muñeca y sus amigos fueron al bosque a dar un paseo.
Muñeca vió a lo lejos unas flores muy bellas, y quiso ír a recogerlas para llevarselas a la madre de sus amigos, pero pasó algo extraño, ella andaba y andaba, pero no llegaba nunca hasta ellas. A pesar de ello, ella seguía intentandolo, ya no podia dar marcha atrás, era como si una fuerza la impulsara a seguir andando.

Andó muchísimo, hasta que de pronto se encontró frente a las puertas de un castillo que jamás había visto.
Llamó a la gran puerta, pero no salió nadie, ella se abrió sola.
Muñeca no sintió miedo era una niña valiente. Entró al gran salon que se extendía ante ella que era enorme.
Había cuadros enormes, muy valiosos...Pero cuando intentó tocarlo, se quemó.

Entonces apareció una anciana, con un aspecto de serenidad absoluto...que a Muñeca le trasmitió tranquilidad.
Esta anciana le dijo:

_ Muñeca, yo te he traído hasta aquí, porque sé que eres una niña noble y buena, y sé que en casa de tus amigos hay un gran problema.

Muñeca quedó extrañada al ver que sabía su nombre, y acto seguido le contó lo que pasaba...y lo que sufría el padre de sus amigos por no poder hacer nada para arreglarlo.

Esta anciana le dijo:

_ Tienes que prometerme que no contarás a nadie lo que verás aquí, o de lo contrario...todo volverá a ser como antes.

Muñeca no entendía nada, pero aún así se lo prometió.
La anciana la llevó a un gran salon en el que solo había riquezas.
Joyas....bellos vestidos...monedas de oro...
Esta señora le dijo:

_ Cuando vuelvas a casa, todo lo que aquí ves...estará allí, y sereis ricos, nunca mas os tendreis que preocupar por nada.

Pero Muñeca se quedó triste, y la anciana le preguntó:

_ ¿Que te pasa, no es suficiente?....

A lo que ella contestó:

_ No señora, es el regalo mas bello y hermoso que jamás he visto.
Pero para mí, lo realmente importante, sería que la mamá de mis amigos se curara. Eso nos haría realmente felices a todos.

La anciana se acercó a un baúl, y cogió un saquito de cuero, en el que guardaba unas semillas, y le dijo a Muñeca:

_ Mira hija estas semillas las guardo para una ocasión especial. Son las únicas que tengo, y creo que ha llegado el momento de utilizarlas.
Llevatelas y siembralas en la puerta de vuestra casa.
Segun vaya saliendo la flor, la mamá de tus amigos irá sanando.
Esto tardará un tiempo, pero no te preocupes, pues no volverá a caer enferma.

Muñeca se fué felíz, habiendola avisado antes la anciana de que nunca se debería de saber de donde habían salido aquellas semillas.
Llegó a su casa, y las sembró como le indicó la anciana.

Al cabo de un mes, empezó a brotar una especie de florecilla roja, como la sangre.
La mamá de sus amigos se empezó a sentir algo mejor, ya empezaba a comer un poco.
A las dos semanas, ya empezaron a levantarla de la cama, y a dar pequeños paseos.
Al mes se encontraba bastante mas fuerte y con ganas de hacer cosas.

Todos quedaron asombrados por la inesperada pero grata mejoría de la mujer. Pero Muñeca sabía de sobra el por qué de aquella gran mejoría.

Pasaron los meses, y en una tarde muy soleada, quiso salír a pasear por el bosque, desde aquello, solía hacerlo sola para poder pensar en todo lo que había pasado, y poder darle gracias a aquella anciana, pues estaba segura que desde donde estuviera, sabría que llegaría su agradecimiento.

Daba gracias al Cielo por ello, y se preguntaba que habría sido de aquella buena viejecita que la había ayudado tanto.
Iba tan ensimismada en sus pensamientos, que no se dió cuenta de que se había adentrado demasiado en el bosque, y cuando quiso retroceder, ya había anochecido, y se sintió perdida.
Tuvo miedo, pero de pronto apareció de nuevo aquella anciana, como por arte de magia, y le preguntó qué le pasaba.

Muñeca se lo contó, y aquella viejecita sacó un espejo en el que se veía a los padres de sus amigos buscandola, preocupadas. Acto seguido se vió ella reflejada en el espejo regresando a su casa.Ella no entendia nada.
Entonces la anciana le entregó el espejo, le dijo que con él encontraría el camino de vuelta, y que encontraría en el camino un saco de monedas de oro para ellos, por haber sido una muchacha sincera y buena, y haberse desvivido por la familia de sus amigos, al desear la cura de esa mujer.

Muñeca se fué, y en un lado del sendero encontró las monedas, tal y como le dijo la anciana.
Llegó a su casa, felíz y contenta de regresar, y de ver que sus vidas habían cambiado para bien.
La mujer se había curado del todo, y no solo eso. Ahora tenían una casa grande, ropas nuevas, y una mejor vida.
Todo gracias a aquella hada buena que resultó ser la anciana.

Vivieron felices el resto de sus vidas.


PD: Nunca olvideis que si sois buenas personas en la vida, respetais a los demás...y cumplís con vuestro deber...todo será recompensado por los demás.

Si siembras amor, amor recoges.


Recordar es un cuento para niños. A vosotros los adultos, os aviso. Por muy buenos que seais nunca nos encontraremos la hipoteca pagada, jeje.


Yaiza

PRÓLOGO

Este blog que he creado, es un espacio donde poder volar, ser quien me dé la gana...y jugar con la imaginación.
Todos deberíamos de hacer este ejercício mental, a diario.

Espero sea de vuestro agrado.


Yaiza